Aristóteles expone en su Metafísica que Tales de Mileto fue el iniciador de un tipo de filosofía que concibió que el principio de todos los entes era de índole material. A partir de esta consideración la tradición entera de la historiografía ha dado por sentado que Tales fue el primer filósofo, y aún Guthrie se apoya en esta autoridad para empezar sus consideraciones sobre la historia de la filosofía griega comenzando por los filósofos milesios. Sin embargo, el origen de este tipo de indagación ha sido explicado de diferentes maneras por la filología y la filosofía contemporánea.
El comienzo absoluto del pensamiento occidental: ciencia y filosofía
John Burnet expresa la opinión común de principios del siglo XX [al decir que en los pensadores jonios, el logos se libera, de golpe, de las concepciones míticas imperantes. Esto se debería sobre todo a una excepcional cualidad de inteligencia y espíritu de observación del hombre griego. A partir de esta discontinuidad radical que supone el advenimiento del logos, la ciencia occidental no ha tenido más que seguir la vía marcada por los filósofos jonios. Esta manera de entender el inicio del pensamiento filosófico encuentra eco en Bruno Snell, aun cuando este sigue una perspectiva más histórica.
Luego de la obra de Cornford, este tipo de visiones han dejado lugar a explicaciones más matizadas. El comienzo de la filosofía sigue en estrecha relación con el comienzo de la ciencia. Por eso también se ha observado la influencia de la astrología y la aritmética babilónicas y la geometría egipcia en la formación de la mentalidad filosófica. Claro que esta mentalidad transforma el afán práctico de estas disciplinas en sus culturas de origen (la astrología babilónica estaba al servicio de la religión oficial, y la geometría egipcia estaba destinada a medir campos de cultivo concretos) en un afán puramente teórico. Ello se da en virtud del descubrimiento, propio de los griegos, de la forma, independiente de la materia. El primero que vinculó el inicio de la ciencia (la matemática) con intereses exclusivamente especulativos (o sea, con intereses ajenos al placer o a lo necesario) fue Aristóteles, en Metafísica I, 981b13ss.
Podemos considerar que Guthrie se sitúa en esta perspectiva de la relación filosofía – ciencia cuando considera la relación entre mito y logos. Al hombre pre-filosófico no le fue difícil considerar a la naturaleza y a sí mismo a merced de fuerzas superiores arbitrarias: una típica concepción politeísta o pandemonista tal como se presenta en los poemas homéricos. Los fenómenos atmosféricos como la lluvia y el viento, o netamente humanos como la enfermedad, la muerte o los impulsos psicológicos, tienen una explicación en fuerzas personales, que se interesan por los asuntos humanos, e incluso guardan ciertos lazos consanguíneos con estos. Frente a esta concepción, la filosofía inicia cuando el hombre comenzó a indagar por un orden subyacente al caos de los acontecimientos, orden producido por fuerzas impersonales. La familia divina se transforma en una "necesidad" despersonalizada. El nacimiento de la filosofía está vinculado con el abandono de la explicación mitológica para los problemas del origen del universo, y la fe religiosa es sustituida por la fe científica con sus triunfos y limitaciones.
La relación del nacimiento de la ciencia con el despliegue de la filosofía presocrática también ha sido puesta de relieve por Eggers Lan, que nota, siguiendo a Szabó, que la primera demostración deductiva de la historia de la ciencia pertenece a Parménides. Todos los filósofos presocráticos han hecho aportes a la ciencia, sea a las matemáticas o a la ciencia natural. Aun así, Eggers Lan distingue en este período la filosofía de la ciencia: ambas tienen pretensiones de ser un estudio de validez universal, solo que la filosofía es el estudio del universo como totalidad ordenada, y la ciencia prescinde de tal referencia al mundo.